05 de octubre de 2021 // Educación financiera
Conceptos fundamentales para actualizar nuestra cultura financiera
Este 5 de octubre es el Día de la Educación Financiera y lo celebramos identificando nueve conceptos financieros claves que ayudarán a orientarse en los mercados.
Según una encuesta1 del Banco de España y la CNMV, el 75% de los españoles de entre 19 y 79 años reconoce que debe mejorar su formación en finanzas para optimizar la gestión de sus deudas, ahorros e inversiones. Además, casi la mitad de la población considera que sus conocimientos financieros son o bajos o muy bajos.
Por todo ello, hoy, Día de la Educación Financiera, parece el momento ideal para identificar y explicar nueve conceptos financieros que escuchamos cada vez más en la radio e incluso en nuestras conversaciones, pero en los que, sin embargo, no siempre llegamos a profundizar.
Los tipos de interés negativos se producen cuando los bancos centrales rebajan tanto el precio del dinero (es decir, los tipos de interés) que llegan a cobrarles a las entidades financieras por guardárselo. Su objetivo principal es que vuelva a fluir con fuerza el crédito (que las entidades, en vez de guardarlo, se lo presten a sus clientes) y que eso anime la recuperación de la economía.
Cada vez se habla más del inicio del tapering de la Reserva Federal (Fed), un concepto que viene del mundo del deporte y que consiste en reducir el tiempo de entrenamiento justo antes de una competición importante. En el caso de la Fed, el tapering no es otra cosa que la reducción de la intensidad de las medidas extraordinarias de política monetaria que suelen desplegarse durante las crisis o las turbulencias macroeconómicas por parte de los bancos centrales. ¿Un ejemplo de esas medidas? La compra por parte de la Fed, durante algunos de los últimos meses, de 120.000 millones de dólares en deuda pública y privada para conseguir, entre otros objetivos, que haya más dinero en circulación y eso estimule la economía.
Los conceptos financieros más escurridizos son, generalmente, los que resultan más fáciles de confundir o identificar con otros. Un ejemplo de ello son la inversión socialmente responsable (ISR) y la inversión sostenible (ESG). Parecen lo mismo pero no lo son en absoluto. La primera promueve decisiones y acciones positivas socialmente que pueden o no tener que ver con la sostenibilidad y la segunda se circunscribe a promover acciones y proyectos sostenibles.
Cada vez nos encontramos más instrumentos financieros sostenibles en los programas de la radio o la televisión. Los más habituales son los bonos verdes y sociales, el capital riesgo social y los fondos de inversión con criterios de sostenibilidad. Los bonos verdes o sociales son emisiones de deuda pública o privada centradas en la financiación de proyectos comprometidos con la sostenibilidad o la mejora de la sociedad. El capital riesgo social se refiere a las inversiones en negocios no cotizados teniendo muy en cuenta su impacto en el medio ambiente. Por último, los fondos de inversión con criterios de sostenibilidad requieren un poco más de desarrollo.
Para empezar, hay que tener en cuenta que los fondos son instrumentos de inversión y ahorro compuestos por el patrimonio de un grupo de inversores particulares y cuya gestión recae sobre una entidad gestora. Más en particular, los fondos de inversión con criterios de sostenibilidad son aquellos que buscan un equilibrio en sus objetivos entre sostenibilidad y rentabilidad y que hacen una de estas tres cosas: excluir de sus carteras empresas consideradas insostenibles (las que producen combustibles fósiles, por ejemplo), concentrarse en la inversión de impacto (financian a las entidades que apuestan por los 17 objetivos de la ONU para el desarrollo sostenible) o financiar al sector ESG en general (energías renovables, movilidad sostenible, etcétera).
Si la sostenibilidad aparece una y otra vez en los medios de comunicación, ocurre lo mismo con las criptomonedas (Bitcoin sobre todo) y son cada vez más los españoles que se preguntan en qué consisten. Las criptomonedas son monedas digitales generadas por técnicas de cifrado, no por los bancos centrales, y donde la criptografía protege la seguridad, la verificación y la privacidad de las transacciones. La primera criptomoneda inmensamente popular fue y sigue siendo Bitcoin y la inventó en 2009 Satoshi Nakamoto (es un pseudónimo y no se sabe con seguridad quién o quiénes están detrás) junto con Blockchain, una base de datos inmodificable y compartida entre millones de usuarios que facilita el registro de las transacciones.
Para operar con criptomonedas es fundamental tener un wallet o monedero virtual. Los wallets de criptomonedas son los programas informáticos que guardan la dirección a la que deben realizarse las transferencias y las claves con las que los usuarios pueden controlar su saldo, enviar dinero y realizar otras operaciones. Los monederos se consideran calientes cuando están conectados todo el tiempo a internet y fríos si se conectan solo cuando se realiza la transacción.
Criptomonedas, inversión en sostenibilidad, tapering, relación entre la renta fija y los tipos de interés, tipos de interés negativos… todos ellos son conceptos financieros que pueden brindarnos nuevas oportunidades para administrar mejor nuestros ahorros de toda la vida. ¿Hay un incentivo mayor para aprender más sobre cómo funcionan los mercados y celebrar —durante todo el año y no solo este cinco de octubre— el Día de la Educación Financiera.
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