13 de octubre de 2022 // ESG
¿En qué consiste la ESG y por qué es tan importante?
La gran transición de las empresas hacia la sostenibilidad se está convirtiendo en una gran oportunidad para mejorar el planeta y en un nuevo imán para inversores de todo el mundo.
Según el último macrosondeo Transatlantic Trends1 , promovido por entidades como The German Marshall Fund o Bertelsmann Foundation, el cambio climático es la principal preocupación de los españoles, por delante de la guerra en Ucrania. La encuesta se llevó a cabo en junio y julio. Más adelante, en septiembre, las matriculaciones de vehículos alternativos (electrificados, híbridos y de gas) lideraron por primera vez2 las ventas en España según la patronal de la automoción ANFAC.
Parece claro que la sostenibilidad ha dejado de ser un segmento para especialistas. Ahora son las familias o la clase media las que también se preocupan por ella y las que intentan avanzar en la transición ecológica. Y eso explica que el Gobierno español y las administraciones locales estén intentando favorecer con miles de millones de euros en ayudas, procuradas en parte por la Unión Europea, la reducción del consumo energético de más de un millón de viviendas. En Europa, los edificios son los responsables del 36% de la emisión de gases de efecto invernadero.
¿Pero de qué hablamos cuando nos referimos a ESG o sostenibilidad en sentido amplio? Para empezar, conviene explicar qué significa cada una de las siglas:
- La ‘E’ se corresponde con los criterios ambientales y se ocupa de cambio climático, biodiversidad, contaminación, gestión de residuos, eficiencia energética, uso del agua, conservación y bienestar animal.
- La ‘S’ se refiere a criterios sociales como diversidad y discriminación, gestión laboral, negocios controvertidos, política de derechos humanos, salud y seguridad.
- Por fin, la ‘G’ aborda cuestiones ligadas al buen gobierno como los métodos contables, las aportaciones de los accionistas, los conflictos de intereses, las prácticas ilegales y la influencia política.
Según una encuesta de Deutsche Bank entre 2.000 clientes3, el 75% cree que sus inversiones deberían tener un impacto positivo para el planeta y la mitad de los sondeados entiende que la ESG puede ayudarles a gestionar mejor el riesgo de una cartera e identifican el cambio climático como la principal fuente del riesgo de sus inversiones.
En ese sentido, el Foro Económico Mundial reconoce4 que la erosión de la biodiversidad es uno de los cinco grandes riesgos de esta década y que se traducirá, muy probablemente, en un empeoramiento de la desigualdad, la precariedad económica, la fragmentación social y las crisis de los recursos naturales. Al mismo tiempo, la asociación WWF informa de que, en 2050, se habrá registrado una pérdida acumulada total de 10 billones de dólares5 en el PIB mundial a menos que la humanidad deje de destruir la naturaleza.
Desde agosto de 2022 se ha dado además un nuevo paso en la inversión sostenible, al entrar en vigor la obligación de incluir dentro del cuestionario de información sobre conveniencia e idoneidad de una inversión criterios medioambientales. Se cumple así con la nueva regulación europea que establece que: i) los inversores han de decidir si quieren incluir o no un porcentaje mínimo de inversiones sostenibles en su cartera, ii) decidir si dentro de dichas inversiones quieren hacerlo en aquéllas que busquen un objetivo medioambiental o social específico, o iii) quieren que con las inversiones consigan mitigar posibles daños sobre la sociedad o el medio ambiente, como la emisión de gases de efecto invernadero, el agua o la generación de residuos.
Por su lado, tanto las empresas como las gestoras de fondos entran a una tercera fase de la inversión en ESG, que se caracteriza por la obligación de informar de estos factores ESG en sus activos, para lo cual es fundamental el suministro de datos más estandarizados. La información que se derive de esta tercera fase será clave para impulsar la inversión con criterios ESG.
En definitiva, la sostenibilidad en sentido amplio o ESG, con sus indicadores ambientales, sociales y de buen gobierno, tendrá en los próximos años un impacto cada vez más profundo no solo en la protección del planeta, sino en cuestiones tan sensibles como nuestras inversiones, en la prosperidad de nuestras sociedades o en la desigualdad y la precariedad que tanto daño hacen a los colectivos vulnerables.
1https://www.gmfus.org/sites/default/files/2022-09/Transatlantic%20Trends%202022.pdf
2https://anfac.com/actualidad/notas-de-matriculacion/cuatro-de-cada-10-ventas-han-sido-de-vehiculos-de-cero-y-bajas-emisiones-en-septiembre/
3https://deutschewealth.com/content/dam/deutschewealth/cio-perspectives/cio-special-assets/biodiversity-loss/CIO-Special-Biodiversity-loss-recognising-economic-and-climate-threats.pdf
4http://www3.weforum.org/docs/WEF_The_Global_Risks_Report_2021.pdf
5https://www.wwf.org.uk/sites/default/files/2020-02/Global_Futures_Technical_Report.pdf
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