13/07/2023

Hay que movilizar recursos para salvar los océanos

ESG

La gran apuesta por la sostenibilidad de los océanos es crucial para el bienestar de buena parte de la población mundial. Y se necesitan miles de millones para financiarla.

Según El Océano: un pilar esencial de la vida planetaria1 , el nuevo informe CIO de Deutsche Bank, se ha vuelto urgente garantizar a largo plazo la existencia de unos ecosistemas marinos diversos, productivos y resilientes.

Sin embargo, ese gran objetivo es mucho más fácil de decir que de cumplir, porque pasa por:

  1. Transformar la conservación marina en un sector independiente y basado en los servicios que nos proporcionan los ecosistemas. ¿Por qué no empezamos a valorar económicamente la absorción oceánica del carbono?
  2. Reconvertir las industrias oceánicas para minimizar sus emisiones y fomentar la resiliencia medioambiental con instrumentos como la acuicultura sostenible. Algunas industrias no sobrevivirán y deberán ser reemplazadas por otras.

Naturalmente, para llevar a cabo un cambio tan profundo, también se requiere una coordinación mucho más intensa de las instituciones internacionales y la creación de unos indicadores que reflejen los avances y retrocesos de esta nueva Economía Azul Sostenible, apoyándose en datos de los que ahora mismo no siempre disponemos. Según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, más del 80% de nuestros océanos no ha sido mapeado2, observado ni estudiado de ninguna manera.

Por otra parte, el despliegue de este nuevo modelo, como indica el informe de Deutsche Bank3 , demanda ingentes recursos financieros. A pesar de la clara interconexión entre la resiliencia de las comunidades humanas, un clima estable y un océano sano y rico en biodiversidad, lo cierto es que las inversiones para proteger el capital natural azul y construir resiliencia en comunidades vulnerables no alcanzan en todo el mundo ni los 13.000 millones de dólares4, con una participación mínima del sector privado.

Existen tres instrumentos que, afortunadamente, ya están ampliando esa financiación:

  1. Los créditos de carbono azul, que pueden ofrecer una solución al cambio climático basada en el mercado. Según un estudio de McKinsey de 20215, se prevé que la demanda de créditos de carbono se multiplique por 15 de cara al 2030, lo que situaría su valor en 50.000 millones de dólares.
  2. La renta fija sostenible, que pasa por unos ‘bonos azules’ que ya están empezando a emitir gobiernos, bancos de desarrollo e incluso empresas para financiar proyectos marinos y oceánicos que beneficien al medio ambiente, la economía y el clima. Hacen falta estándares que hagan los bonos más transparentes y fáciles de comparar.
  3. La renta variable, en la que cabe posicionarse tanto mediante fondos como a través de participaciones en compañías cotizadas, aunque es cierto que esto último resulta complicado para los inversores medios, porque el mercado es muy novedoso y limitado.

Nos encontramos solo en los comienzos de este nuevo modelo. Eso es cierto, Sin embargo, a pesar de ser un campo prácticamente inexplorado, el temprano éxito de los fondos asociados a la Economía Azul Sostenible indica que la demanda de los inversores es muy alta. Algunos fondos cotizados o de renta variable gestionados activamente administran ya entre 300 y 600 millones de dólares. Y eso que la mayoría lleva funcionando menos de cuatro años.

El futuro también es prometedor en otros sentidos. La biotecnología azul es un sector de crecimiento económico importante a escala mundial y, de cara al 2040, se prevé que la capacidad eólica marina global con línea flotante fija se multiplique por 15. Al mismo tiempo, el transporte marítimo deberá recudir drásticamente sus emisiones (y apostar por la sostenibilidad) igual que el resto del sector del transporte y, con los estándares adecuados y el impulso de instituciones como la Unión Europea, cabe esperar que aparezcan ‘acciones azules’ del mismo modo que han empezado a comercializarse los ‘bonos azules’.

En definitiva, aunque queda mucho trabajo por hacer para que emerja con fuerza una Economía Azul Sostenible, no solo hay motivos de peso para desarrollarla (la necesitamos claramente para proteger y explotar más racionalmente los ecosistemas marinos), sino también muchas razones para el optimismo. Como refleja El Océano: un pilar esencial de la vida planetaria6, el nuevo informe CIO de Deutsche Bank, nos quedan por delante años interesantes.

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