25 de marzo de 2020
Crisis sanitaria: efectos en los productos de inversión.
La situación a nivel mundial que se está viviendo a raíz de la pandemia del COVID-19 está siendo ciertamente inaudita. Las dudas sobre la duración y la magnitud de la recesión global están castigando con fuerza a los mercados financieros. Los niveles de volatilidad se han situado en valores no vistos desde 2008, en los momentos más graves de la crisis financiera. Dado que estamos en este momento en el punto álgido de la epidemia, es previsible que estos niveles de incertidumbre se mantengan en el tiempo.
La situación actual de fuerte volatilidad de los mercados financieros está impactando, lógicamente, a la cotización de los distintos productos de inversión. Son los productos ligados a los activos más castigados (bolsas, bonos corporativos de calidad más baja, bonos emergentes) los que más han sufrido. Es una caída sin precedentes por su velocidad y virulencia, imposible de anticipar (es un shock exógeno, o lo que en el argot financiero se llama un “cisne negro”) y que lamentablemente ha impactado en mayor o menor medida a todos los activos financieros.
No obstante, también en este caso se demuestra que tener una cartera bien diversificada, que incluya todo tipo de activos y productos es lo más adecuado, pues permite amortiguar las caídas y estar bien posicionado para el esperado rebote en los mercados una vez se supere la crisis sanitaria actual.
Fondos de inversión. La importancia de trabajar con los mejores.
Como era de esperar, los fondos más castigados han sido aquellos que tenían anteriormente una mayor exposición a la renta variable, a los bonos corporativos de baja calidad crediticia, o a los bonos ligados al sector de la energía. En definitiva, aquellos que tenían una mayor exposición a los activos que más han sufrido. Mientras, los fondos que estaban posicionados de una forma más cauta, con un mayor peso de la renta fija pública o corporativa de calidad más alta, así como a sectores ganadores como salud o incluso tecnología, han aguantado mejor.
Uno de los factores que ha puesto en valor la actual crisis es el papel de los fondos de gestión activa (con decisiones activas de inversión por parte de un equipo gestor) frente a los fondos de gestión pasiva o los ETFs. Mientras que los primeros han sabido adecuarse en mayor o menor medida a la actual volatilidad en los mercados, los segundos se han visto arrastrados en las caídas (e incluso probablemente las han acelerado). En un entorno como este, un equipo gestor que realice una selección adecuada de activos es clave para mitigar los efectos de la crisis: refugiarse en mercados defensivos en las caídas y aprovechar oportunidades para incrementar posiciones.
En un momento en el que la gestión como hemos visto es importante, cobra especial valor la política de arquitectura abierta, esto es, ofrecer la posibilidad de invertir en un abanico amplio de gestoras internacionales. Esto permitir asegurar a los clientes el acceso a los mejores fondos de cada categoría. DB España mantiene esta política de arquitectura abierta desde el año 1991.
Dentro del universo de fondos de inversión, es destacable también el comportamiento de los fondos mixtos flexibles. En Deutsche Bank llevamos apostando desde hace varios años por una oferta abierta de este tipo de fondos, que permite acceder a los mejores fondos internacionales de la mano de los gestores más reconocidos de la industria, con un enfoque de diversificación. Es decir, no invertir en un solo fondo sino en distintos fondos multiactivos, con distintas metodologías de inversión y visión estratégica, para así mitigar los riesgos de las carteras (“no poner todos los huevos en la misma cesta”).
Dentro del universo de fondos multiactivos, el comportamiento durante las caídas ha sido dispar, como era de prever en base al distinto posicionamiento estratégico de los diferentes gestores. De esta forma, los fondos que tenían anteriormente una mayor exposición a la renta variable, a los bonos corporativos de calidad crediticia más baja, o que bonos ligados al sector energía, son los que ha mostrado los mayores retrocesos (entre un 15% y un 20% de caída), mientras que los fondos que estaban posicionados de una forma más cauta, con un mayor peso de la renta fija pública o corporativa de calidad más alta, o sectores ganadores como salud o incluso tecnología, han aguantado mejor (con caídas en el año en torno al 2% y el 8%). La combinación de estos estilos diferentes de inversión ha permitido mitigar las caídas e incluso, que nuestras carteras se estén comportando mejor que la competencia. Mejor producto y diversificación siguen siendo la clave de una cartera.
Como se observa en el gráfico adjunto (fuente: Expansión), la cartera conservadora de Deutsche Bank muestra una caída del -7,4% en el año, frente a la caída del -10,8% de la media de nuestra competencia, lo que la sitúa en el puesto 2 del ranking de carteras elaborado por Expansión. En el caso de la cartera Arriesgada, la rentabilidad en el año se sitúa en el -15,3%, vs -22,3% de la media, lo que sitúa a nuestra cartera en el número 1 del ranking. En todo caso, estas cifras no ocultan un comportamiento muy negativo, consecuencia del extraordinario momento histórico en el que nos encontramos.
Fuente Expansión / Allfunds. Ranking carteras de fondos, datos a 23 de marzo de 2020
Productos estructurados. El valor de invertir a largo plazo.
En el caso de las notas o productos estructurados, cuyo subyacente son índices de renta variable, recalcar que su vencimiento a largo plazo, así como sus amplias barreras de protección de capital, permiten aguantar en tiempo de tormenta.
Es reseñable, no obstante señalar, que las cotizaciones se han visto afectadas muy negativamente, e incluso en algunos casos, la caída ha sido mayor que la de los propios índices subyacentes. La justificación de este comportamiento la encontramos en tres factores:
1. La propia caída de los índices, que ha sido muy rápida y virulenta.
2. La volatilidad del mercado. La volatilidad es el parámetro que refleja el grado de nerviosismo del mercado. En concreto mide la magnitud de los movimientos diarios de los índices subyacentes de los productos (IBEX, Eurostoxx, etc.). Cuanto mayor es la volatilidad, mayor es la incertidumbre sobre la rentabilidad futura de estos productos.
3. La falta de liquidez en el mercado durante las últimas sesiones. La caída que se ha producido en estos últimos días a raíz de la crisis del Coronavirus, no sólo ha sido una de las mayores ocurridas en la historia, sino además la más rápida. Esto ha provocado que los participantes del mercado, que son los proveen de precios, hayan sido tremendamente defensivos, abriendo mucho sus horquillas (diferencia entre el precio de compra y el de venta) de cotización de sus productos.
Es por lo tanto lógico, en base a estos tres factores, que los precios de estos productos se hayan visto muy castigados. No obstante, no debemos olvidar las principales características de este tipo de productos:
1. Son productos cuya fecha de vencimiento todavía es, en la mayoría de los casos, lejana y es de esperar que los mercados hayan recuperado para entonces.
2. Tienen barreras de protección de capital ante caídas de mercado a vencimiento generalmente muy amplias (en la mayoría de los casos protegen el capital ante caídas de los subyacentes de alrededor del 40%).
Es decir, para que realmente la protección de capital esté en riesgo, debe ocurrir que los índices subyacentes coticen por debajo de la barrera en la fecha de vencimiento el producto.
¿Qué podemos esperar en el medio plazo?
Sin saber dónde está el suelo y asumiendo que las semanas venideras seguirán siendo probablemente semanas de gran volatilidad, es de esperar que, como siempre ha pasado en la historia, la economía mundial vuelva a su senda de crecimiento y los índices reboten, volviendo la volatilidad del mercado a niveles “normales”. En el gráfico siguiente se muestran cuatro de las caídas históricas en el S&P 500 que, por su profundidad y –sobre todo- por su velocidad, las hacen comparables con el desplome actual (años 1962, 1987, 2008 y 2018). Se puede observar que, en todos los casos, tras unas caídas que oscilan entre un -20% y un -53%, el mercado inicia una senda alcista. Además, pasado un año desde el inicio del rebote, el mercado ha recobrado la normalidad (aunque tan sólo en 2018 el S&P ha conseguido recuperar los niveles iniciales).
Fuente: Bloomberg
En resumen, estamos en una situación inaudita, tanto en lo personal, como en lo económico y lo financiero. Con los mercados “rotos”, los precios de los activos financieros están totalmente distorsionados. En una circunstancia tan anómala de los mercados, hay que procurar no caer en un “pánico vendedor”, sobre todo en aquellos productos que tienen todavía mucho plazo hasta su vencimiento y barreras de protección muy amplias. Mientras tanto, calma, y sobre todo, no tomar decisiones precipitadas.
Centro de Inversiones, 25 de marzo de 2020.
Centro de Inversiones DB.
La información suministrada en este documento está basada en criterios objetivos e información fiable, pero no constituye oferta, ni solicitud para comprar o vender el producto financiero analizado, quedando la opinión expresada en la fecha de emisión del análisis, sujeta a cambios experimentados por los mercados. Deutsche Bank no se responsabiliza de la toma de decisiones que se fundamenten en esta información".
Fuentes: Bloomberg, DB CIO Office y elaboración propia. Autoridad supervisora: Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)
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