21 de julio de 2022 // Tendencias & Actualidad
Ciberseguridad: consejos para no bajar la guardia en verano
Las vacaciones son para disfrutar del ocio con todas las ganas, para explorar nuevos destinos, para sestear en la sombra… y también para consumir y navegar sobre todo mediante dispositivos móviles en lugares poco habituales.
¿Quién no ha aprovechado para conectarse en la red abierta de una terminal internacional durante esas horas de espera? O consultar una página web que ignorábamos pero que promete un ofertón estival o ese intrigante código QR que aparece junto al espectacular grafiti de un artista local para animarnos a saber más de él.
Estudios como los de Panda Security estiman que los ciberataques pueden incrementarse hasta un 40% en verano que lógicamente piensan sobre todo en descansar y relajarse, se suman los que les inducen a cometer unos hackers bien preparados para aprovechar los descuidos.
En este contexto, para evitar sustos, lo primero es proteger los móviles ante la eventualidad de pérdida o robo. Las contraseñas deben ser difíciles de adivinar1 , es importante renovarlas periódicamente y lo ideal es contar con un sistema de desbloqueo biométrico como el iris del ojo, la huella digital, la voz, los rasgos de la cara e incluso la firma manuscrita.
Otra manera de proteger nuestros terminales es maximizar la seguridad de la navegación en internet. Y, para ello, lo mejor es descargar todas las actualizaciones de apps, navegadores y sistemas operativos, que no solo corrigen ineficiencias sino que cierran también las brechas por las que se han colado los últimos hackers.
Al mismo tiempo, durante los viajes, conviene utilizar con cuentagotas redes abiertas y compartidas como las de las ciudades o aeropuertos y evitar que los dispositivos móviles se conecten automáticamente mediante el WIFI o el Bluetooh.
De poco sirve proteger los dispositivos si dejamos que los hackers penetren hasta nuestras aplicaciones de pagos o bancarias y operen en nuestro nombre. Dicho de otra manera: en vacaciones también hay que ponerse en guardia frente a los correos, mensajes o llamadas de teléfono de remitentes sospechosos o desconocidos que nos inviten a pinchar sobre links extraños (que pueden instalar automáticamente un virus mediante el que controlarán nuestros equipos) o frente a las comunicaciones falsas de personas, empresas o instituciones que nos soliciten con urgencia datos financieros o personales confidenciales. Los cibercriminales, haciéndose pasar por ejemplo Hacienda mediante una página clonada, han llegado a prometer un reembolso de los impuestos a cambio de que los usuarios les proporcionasen su información personal. Les decían que, sin esa información, lamentablemente no podían cursar la transferencia.
Los hackers también se pueden esconder detrás de aplicaciones móviles falsas, códigos QR atractivos que aparecen casi de la nada en plena calle o páginas de supuestas plataformas de viajes de las que nadie ha oído hablar pero que prometen ofertones extraordinarios de última hora. En estos casos, lo más aconsejable es contrastar (con opiniones de otros usuarios, etc.) que las páginas no son falsas y que nos estamos descargando el software oficial en las tiendas de aplicaciones.
Es común que, durante las vacaciones, utilicemos ocasionalmente ordenadores, USB o terminales que no son nuestros. Y aquí, como no sabemos los cortafuegos con los que cuentan o si están infectados por algún virus, lo mejor sería evitarlos y, si eso resultara imposible, lo más recomendable sería no realizar ninguna transacción financiera (desde transferencias a compras o contratación de servicios de pago por internet) a través de ellos.
En vacaciones, aunque nosotros dejemos de trabajar, los cibercriminales no se toman un respiro. Todo lo contrario. Es uno de los momentos del año en los que están más atentos a cualquier descuido, porque saben que, en un entorno de descanso y relax, los descuidos son mucho más habituales. Y prevenir, una vez más, es mejor que curar. Y, para ello, basta con ser cautos con la protección de los móviles (tanto dentro como fuera del ciberespacio), con las redes y los equipos públicos o ajenos y con las comunicaciones, webs o aplicaciones móviles sospechosas o de autores desconocidos. Ser prudentes, también en vacaciones, no tiene precio.
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