Los retos de China en un entorno geopolítico complejo

La crisis de Ucrania ha provocado una gran volatilidad en los mercados. Aunque China oficialmente ha declarado su neutralidad en el conflicto, son muchos los que miran a este país. De momento, el gobierno chino sigue centrado en factores domésticos.

El fin de semana del 5-6 de marzo se realizaba la Asamblea Nacional Popular, con un objetivo de crecimiento del gobierno para este año del 5.5%, el más bajo en 30 años, y que parece, a juicio de nuestros analistas, ambicioso, a la vista de la debilidad mostrada por la demanda doméstica china en los últimos meses y el deterioro de las condiciones geopolíticas. No ayuda tampoco el nuevo brote de Covid, que ha obligado a realizar nuevas restricciones. El propio presidente Li decía en dicha conferencia que es un objetivo que “requiere mucho trabajo para alcanzarlo”.

Esto implica que el gobierno chino seguirá tomando fuertes medidas de expansión monetarias y fiscales. Las primeras han sido continuas desde inicios de año, y se espera una aceleración de las segundas en los próximos meses. Ello pese a que a priori el objetivo de déficit para 2022 (del 2,8%) es inferior al de 2021 (3,2%). Y es que hay muchos fondos procedentes del año pasado que aun no se han utilizado, lo que puede suponer un gasto fiscal total este año de hasta 317.000 mn. de dólares.

A la vez, China sigue con su compromiso de reformas estructurales que permitan un crecimiento más estable a medio plazo. Gran parte del gasto fiscal se va a dedicar a infraestructuras, energía hidroeléctrica, renovables y también al sector tecnológico (semiconductores). Habrá además rebajas del IVA y de otros impuestos en pymes, y más gasto en I+D. En resumen, el sector industrial se convierte en el objetivo principal de estos avances fiscales, dado que las exportaciones son un foco clave de crecimiento en el futuro. Pero también los consumidores verán reforzada su posición. No en vano, el gobierno pretende crear 11 millones de nuevos empleos en 2022, con nuevas rebajas fiscales a las familias, y también a la compra de vehículos con energías limpias.

Por último, en un mundo donde la independencia energética será clave en el futuro, China pretende incrementar sus reservas de petróleo, gas, y carbón (que todavía supone el 60% de la generación de electricidad de China).

En resumen, China afronta este nuevo entorno de incertidumbre geopolítica mundial y altos precios de la energía en un momento de profundos cambios, lo que frena su crecimiento para este 2022. No obstante, esperamos que la situación económica mejore durante el segundo semestre de 2022, lo que debería permitir un mejor comportamiento de los índices bursátiles chinos, y por lo tanto, del resto de Asia. Mientras tanto, seguirá la volatilidad al igual que en el resto de los mercados a nivel mundial.

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