Inversión en tiempos de incertidumbre: entre la percepción y la realidad económica
El arranque del año se presentaba de manera positiva en los mercados bursátiles ante las perspectivas de una aceleración del crecimiento económico, principalmente en EE.UU., gracias a la llegada de la Administración Trump y sus promesas fiscales. Algo más de tres meses después, la narrativa predominante sigue siendo de estancamiento e incertidumbre. Existe una clara desconexión entre la percepción y la realidad económica: mientras los datos reales (crecimiento, empleo, beneficios empresariales) aún reflejan resiliencia, muchos inversores mantienen una visión pesimista influenciada por los titulares y las incertidumbres globales.
Esta situación se explica en parte por la escasa visibilidad macroeconómica a corto plazo. Eventos recientes, como la reactivación de tensiones comerciales y arancelarias, han nublado el panorama e incrementado la volatilidad. Cada nuevo titular sobre disputas comerciales o riesgos geopolíticos provoca oscilaciones en los mercados. La reacción inmediata de las bolsas ante noticias sorprendentes, como anuncios arancelarios inesperados, evidencia que la percepción de riesgo puede dominar al análisis frío de los datos en el corto plazo.
Mientras tanto, los datos económicos reales tardan en consolidarse y llegar al mercado. Por ahora disponemos de abundantes indicadores de confianza o encuestas de expectativas, pero pocos datos reales del periodo reciente, lo que alimenta la incertidumbre. Hasta que no se conozcan cifras efectivas de actividad y resultados empresariales, los inversores tienden a “ponerse en lo peor” ante la falta de claridad. Precisamente, en las próximas semanas comenzará la temporada de publicación de resultados corporativos del primer trimestre, un factor clave para contrastar estas percepciones. Las empresas, con sus cifras y previsiones, aportarán información valiosa sobre el verdadero impacto de las incertidumbres actuales. No obstante, incluso ellas reconocen tener poca visibilidad sobre el futuro inmediato, dado lo cambiante del entorno. En definitiva, el mercado se mueve entre una realidad todavía positiva y unos temores que solo el tiempo y nuevos datos podrán disipar.
Referentes de Inversión: entender el ciclo económico más allá de los titulares
Rosa Duce y Alejandro Vidal afirman que es esencial mirar más allá de los titulares alarmistas y centrarnos en el ciclo económico subyacente. Estados Unidos continúa liderando la fase expansiva actual de la economía global, mostrando una fortaleza impulsada por un consumo privado sólido y un mercado laboral en pleno empleo.
PAhora bien, EE. UU. se encuentra probablemente entrando en la fase final de su ciclo expansivo. Tras años de crecimiento continuo, los miedos a que los nuevos aranceles minen el poder adquisitivo de las familias está haciendo mella en los índices de confianza de los consumidores. De hecho, muchos analistas estiman que el PIB americano podría desacelerar ligeramente en los próximos trimestres. Esto no implica necesariamente una recesión inminente, ya que, de momento, no se observan desequilibrios graves, pero sí sugiere que al menos en 2025 la economía de EE. UU. crecerá menos de lo que se esperaba a principios de año.
Mirar el ciclo económico con perspectiva permite poner en contexto las noticias diarias. Por ejemplo, a pesar de las incertidumbres coyunturales, como las disputas comerciales, la economía mundial sigue avanzando gracias a que los motores fundamentales (consumo, inversión empresarial y empleo) no se han detenido. Entender esto ayuda a evitar decisiones precipitadas por miedo.
Europa: ¿el nuevo refugio del inversor?
Europa comienza a ganar protagonismo como posible oportunidad de inversión relativa en 2025. Si en años recientes el viejo continente se había quedado rezagado frente a EE. UU. en crecimiento y rentabilidad, ahora está mostrando señales de mejora que resultan difíciles de ignorar. Varios factores juegan a favor de Europa: políticas de estímulo fiscal e inversión, reducción de riesgos geopolíticos, y una posición más retrasada en el ciclo que podría ofrecer más recorrido al alza.
Las empresas europeas, beneficiadas por estas políticas de estímulo, muestran perspectivas de beneficios sólidas para este año. A nivel de valoración, los activos europeos cotizan con descuento relativo respecto a los estadounidenses, lo que sugiere potencial de revalorización. Esta mejora cíclica, junto con un entorno más estable en términos de política monetaria y fiscal, refuerza la estrategia de incrementar exposición a Europa dentro de las carteras diversificadas.