Abril 2025 • Rosa Duce y Alejandro Vidal

Inversión en tiempos de incertidumbre: entre la percepción y la realidad económica

El arranque del año se presentaba de manera positiva en los mercados bursátiles ante las perspectivas de una aceleración del crecimiento económico, principalmente en EE.UU., gracias a la llegada de la Administración Trump y sus promesas fiscales. Algo más de tres meses después, la narrativa predominante sigue siendo de estancamiento e incertidumbre. Existe una clara desconexión entre la percepción y la realidad económica: mientras los datos reales (crecimiento, empleo, beneficios empresariales) aún reflejan resiliencia, muchos inversores mantienen una visión pesimista influenciada por los titulares y las incertidumbres globales.

Esta situación se explica en parte por la escasa visibilidad macroeconómica a corto plazo. Eventos recientes, como la reactivación de tensiones comerciales y arancelarias, han nublado el panorama e incrementado la volatilidad. Cada nuevo titular sobre disputas comerciales o riesgos geopolíticos provoca oscilaciones en los mercados. La reacción inmediata de las bolsas ante noticias sorprendentes, como anuncios arancelarios inesperados, evidencia que la percepción de riesgo puede dominar al análisis frío de los datos en el corto plazo.

Mientras tanto, los datos económicos reales tardan en consolidarse y llegar al mercado. Por ahora disponemos de abundantes indicadores de confianza o encuestas de expectativas, pero pocos datos reales del periodo reciente, lo que alimenta la incertidumbre. Hasta que no se conozcan cifras efectivas de actividad y resultados empresariales, los inversores tienden a “ponerse en lo peor” ante la falta de claridad. Precisamente, en las próximas semanas comenzará la temporada de publicación de resultados corporativos del primer trimestre, un factor clave para contrastar estas percepciones. Las empresas, con sus cifras y previsiones, aportarán información valiosa sobre el verdadero impacto de las incertidumbres actuales. No obstante, incluso ellas reconocen tener poca visibilidad sobre el futuro inmediato, dado lo cambiante del entorno. En definitiva, el mercado se mueve entre una realidad todavía positiva y unos temores que solo el tiempo y nuevos datos podrán disipar.

Referentes de Inversión: entender el ciclo económico más allá de los titulares

Rosa Duce y Alejandro Vidal afirman que es esencial mirar más allá de los titulares alarmistas y centrarnos en el ciclo económico subyacente. Estados Unidos continúa liderando la fase expansiva actual de la economía global, mostrando una fortaleza impulsada por un consumo privado sólido y un mercado laboral en pleno empleo.

PAhora bien, EE. UU. se encuentra probablemente entrando en la fase final de su ciclo expansivo. Tras años de crecimiento continuo, los miedos a que los nuevos aranceles minen el poder adquisitivo de las familias está haciendo mella en los índices de confianza de los consumidores. De hecho, muchos analistas estiman que el PIB americano podría desacelerar ligeramente en los próximos trimestres. Esto no implica necesariamente una recesión inminente, ya que, de momento, no se observan desequilibrios graves, pero sí sugiere que al menos en 2025 la economía de EE. UU. crecerá menos de lo que se esperaba a principios de año.

Mirar el ciclo económico con perspectiva permite poner en contexto las noticias diarias. Por ejemplo, a pesar de las incertidumbres coyunturales, como las disputas comerciales, la economía mundial sigue avanzando gracias a que los motores fundamentales (consumo, inversión empresarial y empleo) no se han detenido. Entender esto ayuda a evitar decisiones precipitadas por miedo.

Europa: ¿el nuevo refugio del inversor?

Europa comienza a ganar protagonismo como posible oportunidad de inversión relativa en 2025. Si en años recientes el viejo continente se había quedado rezagado frente a EE. UU. en crecimiento y rentabilidad, ahora está mostrando señales de mejora que resultan difíciles de ignorar. Varios factores juegan a favor de Europa: políticas de estímulo fiscal e inversión, reducción de riesgos geopolíticos, y una posición más retrasada en el ciclo que podría ofrecer más recorrido al alza.

Las empresas europeas, beneficiadas por estas políticas de estímulo, muestran perspectivas de beneficios sólidas para este año. A nivel de valoración, los activos europeos cotizan con descuento relativo respecto a los estadounidenses, lo que sugiere potencial de revalorización. Esta mejora cíclica, junto con un entorno más estable en términos de política monetaria y fiscal, refuerza la estrategia de incrementar exposición a Europa dentro de las carteras diversificadas.

Los bancos centrales y su papel estabilizador

Los bancos centrales han pasado de ser fuente de incertidumbre a convertirse en posibles estabilizadores para los mercados. Tanto la Reserva Federal como el BCE han adoptado un tono más flexible. Si bien los tipos oficiales siguen altos, el mercado ya anticipa recortes si la inflación continúa bajando. Esto actúa como seguro: si el crecimiento se enfría más de lo previsto, los bancos centrales reducirían el coste del dinero para sostener la economía.

La Fed podría bajar en torno a 50 puntos básicos si la situación lo requiere. El BCE, por su parte, sopesa hacerlo a partir de la segunda mitad del año, condicionando cualquier decisión a la evolución de la inflación subyacente y los datos de actividad. Este giro hacia una política más acomodaticia, aunque todavía gradual, proporciona apoyo a los mercados y reduce el riesgo de escenarios extremos.

Renta fija y diversificación: aliados clave en el corto plazo

En este entorno volátil, la renta fija de calidad y la diversificación se consolidan como aliados clave para el inversor. Quienes han mantenido posiciones en bonos sólidos están viendo cómo estos actúan como refugio, aportando estabilidad y, en muchos casos, rentabilidad positiva ante las expectativas de recortes de tipos.

La recomendación de priorizar bonos de alta calidad y evitar excesiva concentración en activos de riesgo ahora se confirma como acertada. La diversificación por clases de activos, sectores y regiones sigue siendo una herramienta fundamental para mitigar el impacto de los sobresaltos en los mercados bursátiles. En definitiva, estas estrategias permiten navegar con mayor solidez en tiempos de incertidumbre.

¿Qué hacer ahora como inversores?

Ante este contexto, la recomendación principal es no tomar decisiones precipitadas. Si la cartera está bien planteada –diversificada, con activos de calidad y ajustada al perfil de riesgo–, lo sensato es mantenerse en ella. La volatilidad es parte inherente de los mercados y no debería forzar cambios drásticos si no ha cambiado el escenario de largo plazo.

Sí es aconsejable revisar las carteras, identificar posibles desequilibrios y hacer pequeños ajustes. Por ejemplo, reducir exposición a activos sobrevalorados o aumentar peso en regiones con mayor potencial (como Europa). También puede ser útil fortalecer la parte de renta fija o incorporar liquidez para ganar flexibilidad. Lo fundamental es conservar una visión estratégica, evitando caer en decisiones emocionales y manteniendo el enfoque en objetivos sostenibles.

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