Construcción de carteras con visión a largo plazo
Cuando nos paramos a planificar nuestros objetivos vitales, la inversión se convierte en la herramienta estrella para proporcionar los recursos que nos llevarán a alcanzar estas metas: ya sea viajar, comprar una vivienda, ampliar la familia o incluso cubrir imprevistos o necesidades de salud. Eso sí, no basta con invertir. Para que nuestra senda financiera dé buenos frutos, es indispensable el asesoramiento de un gestor experto que configure una cartera de inversión 100% adaptada a nuestro perfil y necesidades. En este sexto episodio de Referentes de Inversión analizaremos cómo la ciencia, los datos, los modelos matemáticos y las estrategias financieras pueden dar solidez a lo largo de los años a nuestras carteras.
Referentes de Inversión 6 (T2): construcción de carteras
Si en otros ámbitos, el orden ayuda a crear estructura, equilibrio y consistencia, en términos de inversión esta máxima es innegociable. Y es que, tal y como afirman Alejandro Vidal y Rosa Duce en este episodio, construir una cartera sólida es como montar un rompecabezas. Resulta esencial seleccionar bien las piezas y que estas encajen perfectamente entre sí para obtener resultados claros, nítidos y fiables. En la inversión, estas piezas son la rentabilidad, la liquidez y el riesgo. Y aquí es donde entra en juego el valor añadido del gestor profesional. Su trabajo es clave para encontrar el equilibrio perfecto entre los diferentes elementos y hacerlos coincidir con nuestros objetivos para garantizarnos, entre otras cosas, un buen nivel de vida tras la jubilación. Y la buena noticia es que todo el mundo, independientemente de su situación financiera o su nivel de tolerancia al riesgo es susceptible de construir una cartera óptima. El secreto del éxito reside en la combinación de conocimiento y el acceso a las herramientas adecuadas que no solo maximicen el rendimiento, sino que también permita minimizar los riesgos.
¿En qué consiste la inversión para un particular?
Invertir es una ciencia que implica alinear nuestra situación financiera presente con nuestras necesidades y objetivos futuros a largo plazo. Los pasos a seguir van desde la mera identificación de estos objetivos a determinar en qué plazo deben alcanzarse o qué riesgo se puede asumir. Y a partir de ahí se empieza a trabajar, construyendo un modelo matemático que determine con qué activos podemos trabajar, qué rentabilidad es la esperada y cómo se comportan unos activos con otros. El fin último es averiguar cuál es la mejor cartera para cada cliente teniendo en cuenta toda la oferta e información existente. Esta ayuda a extraer conclusiones razonables que devuelven al inversor una cartera equiparable a sus propósitos y que, inevitablemente, está sujeta a cierto riesgo. Una vez definido, es importante no desviarnos de nuestro plan a largo plazo, a menos que la situación personal o financiera dé un giro relevante.
El papel del gestor profesional
Como comentábamos anteriormente, la gestión profesional marca el rumbo del éxito de nuestras inversiones. No es simplemente que el gestor profesional tenga más conocimientos financieros, sino que combina el acceso privilegiado a la información con las herramientas necesarias para analizarla.
Dispone de estos recursos (a los que un inversor particular no podría acceder) por ser parte de un banco global, con analistas en cada país, con conocimiento profundo de los mercados individuales, y con acceso a plataformas profesionales como Bloomberg. Y además, evita que el inversor se enfrente a costos muy altos para acceder a determinados activos o mercados, como puede ser el chino.
Toda esta capacidad de análisis y selección de activos optimizada recae en la cartera de clientes particulares para garantizar la mejor gestión posible de sus inversiones.
Cómo se implementa una cartera modelo
El hecho de que el gestor profesional tenga tantos recursos a su alcance le permite además configurar “carteras modelos”, una serie de estrategias de inversión predefinidas que permiten recomendar una determinada asignación de activos en función de su perfil.
Algunos de los pasos a seguir para implementar esta cartera modelo son:
- Evaluación del perfil del inversor: situación económica, objetivos financieros, horizonte temporal y tolerancia al riesgo.
- Selección de la cartera modelo adecuada: en función del perfil, elegiremos un tipo de cartera alineada con las necesidades del inversor.
- Asignación de activos: distribuir los fondos del inversor en función de la proporción que sugiere la cartera modelo.
- Monitoreo y reajuste: las carteras modelo no son estáticas. Requieren un análisis y un reajuste regular para garantizar que siguen alineadas con las necesidades del inversor, atendiendo a los cambios en el mercado.
Definición y estructura de una cartera ideal
Una cartera de inversión es el conjunto de activos financieros que pertenecen a una persona física o jurídica, ya sea una sociedad o un fondo. Y puede contener acciones, obligaciones, materias primas, liquidez, fondos, pólizas que el inversor va comprando, vendiendo o conservando a lo largo del periodo en que mantiene su inversión.
La cartera bien definida está muy lejos de ser un simple listado de productos financieros o activos que un inversor posee o está interesado en adquirir. El fin último es maximizar la rentabilidad de las inversiones y para lograrlo, su construcción requiere de una estrategia de gestión definida, un objetivo de diversificación y un plan específico y bien estructurado.
Tras seleccionar los activos, se debe hacer un análisis para determinar cuáles tienen mayor potencial o rentabilidad esperada y ver cómo interactúan entre ellos. De esta forma, se alcanzará la mejor combinación de esos activos para llegar a las metas del cliente. Y para generar esa combinación, es necesario un proceso ordenado y una base sólida. La buena asignación de activos tiene siempre en cuenta el escenario económico, el de los bancos centrales, el de la política fiscal de los distintos países…
Cabe recordar además que, cualquier inversor puede poseer activos, pero hasta que no exista un plan específico acerca de cuánto invertir en cada uno de ellos, cómo equilibrarlos o cuando vender o comprar en función de su plan financiero, minimizando riesgos y maximizando retornos a lo largo del tiempo, nunca tendrá una “cartera”.