Programa 07:
Los productos de inversión explicados por Leopoldo Abadía y Miriam Ordinas

“No tomar decisiones es la peor decisión posible”

Existen tantos productos y posibilidades de inversión que, a menudo, en vez de escoger un camino, nos quedamos sobrepasados por la inmensidad de la oferta y la dificultad para entenderla. El “Ya pensaré en esto más adelante” es la peor decisión posible: por eso, para ayudarnos a tomar decisiones, hoy analizaremos los principales productos de inversión.

Referentes de inversión 7: ¿Cuáles son los principales productos de inversión?

¿Qué es lo que quiero, durante cuánto tiempo y cómo? El éxito de cualquier inversión financiera depende en gran medida de la precisión con la que el futuro inversor responda a estas tres preguntas.

El dominio de la información es otro de los aspectos clave a la hora de elegir en qué invertir. No obstante, la sobreinformación a la que están expuestos los inversores en la actualidad, puede convertirse en un problema más que en una ventaja.

Leopoldo Abadía, profesor y escritor español, y la responsable de Asesoramiento de Deutsche Bank, Miriam Ordinas participan en el séptimo programa de Referentes de Inversión para compartir sus reflexiones y consejos sobre cómo y en qué invertir.

Invertir en el presente es consolidar el futuro

No tomar una decisión ya es tomar una decisión y, como tal, tiene sus consecuencias. En un momento económico como el actual, marcado por el aumento de la inflación, cada día sin invertir es un día que se está perdiendo dinero.

Ordinas insiste en tener presente esta realidad para superar ese primer obstáculo al que se enfrentan los inversores primerizos: demorar el momento de lanzarse a la acción.

Para superar estos temores iniciales, es importante entender que los productos de inversión no son un fin en sí mismos, sino una herramienta con la que alcanzar ciertas metas financieras. No es solo una cuestión de dinero, sino de tiempo: quien invierte en el presente asienta las bases de un futuro económico más solvente.

Perfiles de inversor: la importancia de conocerse a uno mismo

Objetivos y riesgos. A partir de estos dos conceptos es posible empezar a darle forma al perfil de cada inversor. Los gustos y preferencias personales tienen un peso importante en la elección de un producto de inversión, pero solo resultarán realmente válidos si se plantean sobre una base realista.

Ordinas explica que la rentabilidad y el riesgo son las dos caras de una misma moneda. Para obtener más hay que estar dispuesto a arriesgar más. Sin embargo, hay una tercera variable a la hora de resolver esta ecuación: el tiempo.

Los perfiles más tradicionales invertirán en productos de menor rentabilidad y estarán dispuestos a esperar más tiempo para obtener sus beneficios. Por su parte, quienes buscan una rentabilidad más inmediata, asumirán un mayor nivel de riesgo y limitarán sus inversiones a períodos de tiempo más reducidos.

En cualquiera de los dos escenarios, es imprescindible establecer unos límites los suficientemente flexibles para favorecer la evolución positiva de los ahorros invertidos. En opinión de Ordinas, lo interesante de las inversiones es mantener el ritmo, y esto implica aceptar los altibajos que se pueden producir en el camino. Abandonar una inversión en cuanto se presentan las mínimas turbulencias es un error bastante común del que cuesta reponerse: una vez que se sale, resulta muy complicado retomar la inversión.

El riesgo es, fundamentalmente, la percepción del futuro que tiene el inversor. Por este motivo, una de las preguntas básicas para determinar cuál es el perfil de un inversor es saber cuánto tiempo puede esperar para transformar sus ahorros en beneficios.

Cómo orquestar la inversión: renta variable, fija o mixta

Durante su intervención en el programa, Abadía y Ordinas coinciden en la importancia de diversificar la inversión. Para ello, existen tres líneas de inversión diferentes en las que Ordinas establece una analogía con los instrumentos de una orquesta.

Renta variable: un instrumento para improvisar

Consiste en la participación en una empresa a través de la adquisición de acciones. La compra de acciones implica invertir en el capital de una compañía, lo que convierte al inversor en socio de esa empresa con un pequeño porcentaje de su propiedad.

No todas las acciones tienen el mismo riesgo ni proporcionan la misma rentabilidad. Para determinar cómo de rentables pueden resultar los dividendos hay que tener en cuenta cómo se está dirigiendo la empresa, cuánto se está vendiendo y cuál es la percepción que tienen los accionistas sobre su futuro.

Ordinas compara este tipo de inversiones con un saxofón. Es un instrumento que ofrece mucho margen a la improvisación, con altibajos que son difíciles de predecir.

Renta fija: una partitura sin grandes modificaciones

Es una alternativa de financiación que emplean tanto las empresas como el Estado y que consiste en la emisión de bonos. Estos bonos son emisiones de deuda y están ligados a la promesa de que, en un futuro, esta se devuelva al inversor-acreedor con una rentabilidad ya conocida desde el primer momento.

Los bonos son inversiones acordes al perfil del inversor más tradicional, dispuesto a esperar el tiempo necesario, pero no a asumir grandes riesgos. Con todo, la renta fija no es fija al 100 % y siempre existe cierto riesgo (poco probable) de quiebra. Por otro lado, las fluctuaciones son más moderadas, algo que aporta cierta tranquilidad.

En términos musicales, Ordina hace un paralelismo entre la renta fija y el violín. Es un sonido estable y presente en todas las orquestas. Una parte conservadora dentro de cualquier cartera de inversión cuya estabilidad anima a los inversores a asumir más riesgo en productos de renta variable.

Inversión mixta: la armonía de los fondos de inversión y otros productos

La diversificación de la cartera de inversión amplía las posibilidades de rentabilidad. En una época de oportunidades y optimismo como la que describe Abadía, experimentar con diferentes tipos de inversiones es probablemente la alternativa más inteligente.

Continuando con la analogía musical, los fondos de inversión permiten incorporar diferentes instrumentos a la orquesta, tanto de renta fija como de renta variable. La diferencia con otros métodos de inversión es que en estos casos los fondos se entregan a una entidad que es la que se encarga de gestionarlos mediante la adquisición de diferentes bonos o acciones.

Otras fórmulas de inversión flexible son los fondos indexados (inversiones directas en las principales compañías del IBEX35) o los productos estructurados (fusión de varios productos de inversión en una única estructura). Los primeros funcionan como una guitarra acústica: cada cuerda es un tipo de activo y el inversor puede ejercer sobre ella la presión que considere necesaria para obtener el resultado deseado. Los segundos son sintetizadores que ofrecen la posibilidad de crear estrategias de inversión más complejas para un perfil de inversor más predispuesto a innovar.

Al final de este capítulo, Abadía y Ordinas llegan a la conclusión de que no existe una fórmula definitiva para garantizar el éxito de las inversiones. La clave está en saber coordinar los diferentes instrumentos existentes y en realizar las mejores combinaciones para sacarle partido a los recursos disponibles en cada momento. Para ello es recomendable la ayuda de un gestor profesional que dirija la orquesta y proporcione al inversor una melodía con la que se sienta cómodo y seguro.

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