En la familia de Gabriel Sáez, el deporte y el espíritu empresarial han ido siempre de la mano. Su bisabuelo fue campeón español de esquí de fondo en 1919, mientras que su padre montó varios clubes deportivos. Así que no es de extrañar que Gabriel Sáez se decantara por la industria del deporte, si bien quizá sorprenda saber que ha logrado crear una de las cadenas de fitness más exitosas de Europa. Entre España y Portugal se cuentan más de veinte clubes GO fit, y se prevén nuevas aperturas de centros en Italia y Gran Bretaña. Unos 250.000 suscriptores practican ya deporte con el método GO fit.
«¿Por qué tenemos tanto éxito? La exclusividad y el trato personalizado al cliente a un precio razonable son los aspectos clave del éxito de la marca», comenta Sáez. Por otro lado, el enfoque público-privado del proyecto suele ser muy bien acogido por los ayuntamientos: estos proporcionan los espacios y GO fit se ocupa de todo lo demás, con un compromiso de permanencia de 40 años. La sostenibilidad, las bajas emisiones de CO2 y el uso de energías renovables son una parte fundamental de este enfoque. Según ha demostrado un estudio, estos centros ahorran al Gobierno español 30 millones de euros anuales en costes sanitarios. Hasta la propia UNESCO ha elogiado el método GO fit.
Sáez describe su infancia en Guipúzcoa con su habitual calidez y trato cercano: «Somos el resultado de nuestro entorno. Nací en San Sebastián y me crié en Fuenterrabía, cerca de la frontera francesa, que en su día fue un bastión contra los franceses». Esta pequeña ciudad fortificada desempeñó un papel fundamental en la formación de la identidad de Sáez, pero también en el espíritu empresarial de los guipuzcoanos. «Los vascos somos emprendedores, tenemos un fuerte sentido de pertenencia y somos fieles a nuestra palabra. Como nací en una familia de empresarios, a nadie le sorprendió que entrara en el mundo de los negocios. La conexión familiar con el deporte me ayudó a decantarme por esta área de negocio». Reconoce asimismo que sus padres ejercieron una influencia importante sobre él: «Mi padre me enseñó a apuntar alto y a no aceptar nunca un no por respuesta, y mi madre me mostró el valor del amor incondicional y que dar es mejor que recibir».
Sáez tuvo que superar su primer obstáculo cuando todavía era un niño: le detectaron TDAH, un trastorno que era aún un gran desconocido en esa época. A los 14 años, recibió un informe abrumador de sus profesores en el que le sugerían que siguiera con sus estudios en la formación profesional básica. Sin embargo, su padre creyó en él y solicitó tres préstamos para enviarlo a una escuela centrada en el deporte, en la que Sáez se convirtió en un alumno sobresaliente. Sin embargo, ese informe escolar tan negativo hizo mella en él y le originó muchísimas dudas en cuanto a su futuro. «Entendí que nadie querría contratarme, por lo que debía convertirme en mi propio jefe.». De este modo, el joven puso en marcha su primer negocio: lavar coches. Lo dejó después de recibir la primera paga, aunque la experiencia le abrió los ojos a algo importante: el TDAH le había ayudado a encontrar soluciones creativas. «Esta manera de hacer las cosas ha sido muy útil para mí como empresario».
Sáez pasó su último año escolar en Estados Unidos antes de conseguir una plaza en el prestigioso Instituto Nacional de Educación Física de la Universidad Politécnica de Madrid. «Había 4.000 candidatos para solo 170 plazas», recuerda con orgullo. Ya en la universidad, entró en el equipo de rugbi y pronto empezó a jugar a nivel profesional: «Aprendí muchísimo del espíritu de equipo que se respira en el rugbi, y eso es algo que he llevado conmigo toda la vida».
Siendo aún estudiante, Sáez fundó una consultoría de gestión deportiva. Sin embargo, después de probar varias ideas de negocio, se vio al borde de la bancarrota con el que fue el proyecto predecesor de GO fit. Invirtió todo su dinero, pero tuvo suerte. A finales del 2008, justo al principio de la crisis inmobiliaria, el inversor Patrick Gandarias le ofreció 100 millones de euros. «Nos decían que estábamos locos. La verdad es que me lo han dicho muchas veces, pero al final todo salió bien», asegura Sáez. El primer centro GO fit de Madrid fue un éxito rotundo, alcanzando las 12.000 inscripciones en tan solo dos meses. La razón de ello fue que GO fit ofrecía algo completamente nuevo: centros wellness exclusivos cuyo objetivo era mejorar la calidad y esperanza de vida de las personas. «Por solo 40 euros al mes en lugar de 200. Y con una cuota de 70 euros para toda la familia. Era una oferta irresistible».
GO fit empezó a expandirse con rapidez y Gandarias salió de la empresa con beneficios. «En 2008, el valor de la empresa no llegaba a los dos millones de euros; a finales de 2015, estábamos valorados en 292 millones de euros. Y todo eso en el punto álgido de la crisis financiera mundial. Fue un hito para nosotros», afirma Sáez. Luego llegó la pandemia. «Fue, sin lugar a dudas, el mayor retroceso que hemos sufrido. No teníamos clientes ni datos empíricos, ya que era una situación sin precedentes». Sáez cerró todos los centros el primer día del confinamiento. «Para mí, estaba claro que después de la pandemia todo iba a volver a ser como antes», reconoce. «Así que seguimos pagando salarios y aunamos fuerzas como una gran familia». El consejo de administración adoptó un enfoque compasivo: «Sabíamos que saldríamos de la crisis, pero queríamos hacerlo priorizando a las personas. Así que nos comprometimos a que nuestros empleados recibieran su sueldo en su totalidad». Sáez asegura que, tras el confinamiento, esto les permitió reanudar el trabajo con total normalidad.
El próximo gran paso de Sáez llegará en 2023, ya que tiene previsto abandonar su puesto de presidente ejecutivo en GO fit: «Un buen liderazgo consiste también en garantizar que se cuenta con los sucesores adecuados. ¿Y qué podría ser más satisfactorio para el fundador de un negocio que ver a su equipo hacerse cargo de la gestión de la empresa?».
Sobre Gabriel Sáez
El exjugador de rugbi profesional dirige los modernos clubes deportivos GO fit de España y Portugal. Se prevé la apertura de más centros en Gran Bretaña e Italia. El objetivo de la empresa es ayudar a la gente a «vivir más y mejor». En el futuro, además de escribir su tesis doctoral, Gabriel Sáez planea pasar más tiempo con su esposa Sara y sus cinco hijos, que tienen entre 8 y 24 años.
Texto: Barbara Schwarzwälder; Fotografía: Nacho Hernández.
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